Natalia Martín

La importancia de divagar en la escritura

Llevo varias semanas pensando en que últimamente estoy un poco estancada en la historia en la que estoy trabajando. Dándole vueltas a esto he llegado a la conclusión de que en los últimos meses apenas he dejado a mi mente tiempo para divagar, o como comúnmente lo decimos, soñar despierta.

Son muchas las tareas que tengo que hacer a lo largo del día y todas ellas necesitan una gran concentración. Por eso cuando me voy a dormir desconecto y simplemente hago eso, dormir. No permito que mi mente divague y eso hace que mi creatividad disminuya y que no sea capaz de imaginar cuál será el final de la novela que estoy escribiendo, por ejemplo.

¿Te pasa?

Compartí esos pensamientos con mis suscriptores de la newsletter ayer y, mientras la escribía, se me ocurrió que podría investigar un poco más sobre el tema y aportar así mi granito de arena a todos los escritores que, en algún momento como yo, han dejado de permitir que su mente vuele alto.

Empecemos por lo más simple.

¿Qué significa divagar mentalmente?

Estoy segura de que en muchas ocasiones estás sentado, intentando trabajar, estás acostado en la cama o conduciendo, etc., y, de repente, tu mente ha dejado de estar presente en lo que estás haciendo para irse a un mundo diferente.

Entonces empiezas a imaginar otros escenarios, otras personas, cómo sería tu vida si… A esto es a lo que el científico Moshe Bar denomina “Vagabundeo mental”.

A simple vista puede parecer que nuestra mente tan solo está distraída, pero la realidad es que este es un proceso complejo que nos ayuda a aumentar la creatividad, a mejorar nuestro estado de ánimo, nuestra percepción del yo e incluso a aumentar la concentración. Se ha comprobado también que puede ayudar a aliviar los síntomas de la depresión y la ansiedad.

Que nuestra mente divague puede venir desencadenado por un motivo externo, al ver una película, al mantener una conversación… o por motivo interno, un pensamiento, algún tipo de anhelo, un recuerdo, etc.

Pero vamos a lo que nos afecta como escritores.

¿Cómo influye la divagación mental en el proceso de escritura?

Como he dicho el “vagabundeo mental”, entre otras cosas, aumenta nuestra creatividad, justo lo que los escritores tanto necesitamos.

Cuando dejas que tu imaginación vuele a otros mundos, invente otros personajes, viva otras vidas, estás creando historias. Es un momento de descanso para tu mente, que a ti como escritor te permite desarrollar esas ideas necesarias a la hora de escribir.

Pero hay que tener cuidado de no perderse en esos pensamientos. El mundo que creamos en nuestra mente suele ser mejor que el mundo en el que vivimos, por ello es muy fácil perderse en él. Es importante volver a la realidad.

¿Qué hago si no soy capaz de dejar que mi mente divague?

El proceso de divagación o vagabundeo mental no se lleva a cabo de manera consciente, de hecho no solemos darnos cuenta de él hasta que ha terminado, pero sí que podemos crear un ambiente óptimo para ayudar a que eso ocurra, y hoy quiero contarte cómo puedes hacerlo.

Siempre se ha dicho que el aburrimiento es la base de la creatividad, no es mentira y yo lo he vivido en mis propias carnes. Como te he contado últimamente, no dejo que mi mente se desconecte y vaya a sus anchas. Las tareas que realizo necesitan de mucha concentración, por lo que no puedo permitirme divagar y eso está afectando a mis historias.

Esto no me ocurría antes, cuando tenía un trabajo que me permitía aburrirme, cuando además de eso tenía tantas preocupaciones en él, que yo misma me obligaba a desconectar y a tomarme un tiempo cada día para no pensar en nada.

Si te pasa igual que a mí, sigue leyendo. 

Al principio puede resultar complicado, por eso es importante que te tomes un rato cada día para llevar a cabo este proceso. Puede ser mientras te das un baño, cuando paseas a tu perro o en la cama a la hora de irte a dormir. En esos momentos no puedes tener distracciones, te aconsejo poner el teléfono en silencio, buscar un lugar tranquilo y, simplemente, empezar a imaginar. 

Si tienes una mente soñadora como la mía no te resultara difícil, pero puede que si no es así te cueste un poco más. Cómo te he dicho, divagar es un proceso que nuestra mente lleva a cabo sin que seamos conscientes de él, pero podemos ayudarla a iniciar este proceso proporcionándole un desencadenante.

¿Te acuerdas de la película que viste ayer? Piensa en otro final, imagina qué pasaría con esos personajes si la película terminara de otra manera, o mejor aún, voy a proponerte unas ideas que espero te sirvan de ayuda, sobre todo al principio.

No sé donde estás en este momento, pero si no estás en un lugar tranquilo, espera a estarlo para hacer lo que te voy a decir ahora. ¿Ya?

Perfecto, empecemos: imagina que en vez de estar leyendo este artículo, lo que estás leyendo es una carta, puede que te la hayas encontrado metida entre los papeles que están encima de la mesa del salón, o que te haya llegado al trabajo. Tú decides. 

Ahora es cuando tienes que dejar que tu mente imagine. Quizás esa carta no fuese dirigida a ti, pero no has podido evitar abrirla y al hacerlo has descubierto que tu vida va a cambiar. Puede que te la escribiera tu mejor amigo del que estás enamorado desde pequeño antes de irse al extranjero. O puede que no haya ninguna carta y que simplemente te apetezca imaginar cómo sería tu vida si en lugar de estar donde estás ahora hubieras tomado otras decisiones.

Las posibilidades son infinitas y una vez empiezas es difícil parar. A mí me encanta perderme imaginando las diferentes vidas que podría haber vivido. Disfruto pensando en cómo serán las vidas de las personas que veo cada día cuando no las tengo delante.

Recuerdo que así fue como me vino a la cabeza el final de mi novela, el cual al final decidí cambiar. Estaba tumbada en la cama perdida en mis fantasías y, de repente, vi a mi protagonista y la situación en la que se encontraba. A partir de ahí empecé a escribir.

¿Es suficiente con dejar que mi mente divague para poder escribir una historia?

La respuesta es NO, ese es el primer paso y en mi opinión el más divertido, pero después es cuando empieza el trabajo duro de verdad, plasmar todo eso en el papel. Empezar a construir a los personajes y crearles una vida, hablar con ellos y preguntarles para llegar a conocerlos en profundidad.

Pero como ya te he dicho, siempre hay un primer paso y en este caso ese primer paso es dejar que tu mente divague. Eso sí, ten cuidado de no perderte en ella y olvidarte de la realidad.

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